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LAS VERDADERAS ESPECIES PROTEGIDAS EN LA VARIANTE DE COMILLAS

Más golfantes que golfistas y más pájaros que quirópteros deberían traerse a colación cuando se habla –o se escribe- de la variante este de Comillas. Y es que, lejos del chiste fácil con que el erudito Presidente de esta nuestra Comunidad despachaba el asunto allá por el mes de julio del pasado año (recordemos, “parece ser que alguien ha descubierto unos murciélagos que nadie ha visto; si los hay, primero que nos los enseñen, porque yo no he sido capaz de descubrir ninguno, ni siquiera de noche”, Revilla dixit), la Justicia o, si lo prefieren, la Administración de Justicia ha sentenciado que la obra adjudicada en más de siete millones de euros, comenzada y paralizada, es, por ilegal, dinero público perdido. Y no es para hacer chistes, sino para pedir cuentas.

El primer individuo reconocible como protegido en el asunto es el responsable de la tropelía, el Consejero del ramo. Ha malgastado diez años de trabajo, según sus propias manifestaciones, y casi diez millones de euros, según las de los demás. Y, sin embargo, lejos de verse en peligro de extinción, arremete contra el sino y dispone de más bienes para recurrir. Goza de grado de protección I, no europea, sino de morramen mundial.

Otra de las especies que acreditadamente han merecido protección es la de la regidora de la Villa de los Arzobispos, también conocida como diputada regional, miembro de la Fundación Campus Comillas y otros apelativos referentes a múltiples cargos. Ha mostrado como caracteres típicos la cursilería –“un arroyito de nada”-, la ignorancia supina –“una cueva bonita con algún murciélago perdido y bichos”-, el lenguaje desdeñoso, – lo que hay son “manchas de humo de las hogueras que hacían los gitanos”- y las formas caciquiles –apunta otra vez a los oscuros intereses urbanísticos, que por supuesto no menciona, a ver si el personal se convence de una vez de que el pobre hombre que ha ganado el pleito es Darth Vader y le machaca-. Ninguno de sus excesos ha merecido crítica alguna de sus congéneres, porque goza de grado de protección II, también del mismo organismo supranacional que el anterior.

Por último, pero no menos importante, el proyecto ha contemplado también las medidas tendentes a proteger al espécimen Presidente de esta nuestra Comunidad, que, tan ocupado como siempre en el trasiego de anchoas y sobaos para la próxima cumbre de mandatarios, no ha reparado en que la falta de circunvalación no es sino otro síntoma de la enfermedad que amenaza esta tierra: el ruin arquitecto de la soberbia, que los cimientos pone en alto y las tejas en los cimientos, y de la que –decía D. Francisco de Quevedo- es más fácil escribir que vencerla. Ya sabe, pues, y así se lo señala también la sentencia, cuál es la causa de su fallo. Otra cosa es que lo quiera enmendar. Y otra más que pueda.

Sería incompleto este inventario ambiental si no mencionásemos, aun como pertenecientes a otro hábitat, a los ilustres miembros del jurado que recientemente otorgaron los premios Bosch en la escuela de caminos y a los mismos premiados. Para su conservación con el mínimo sonrojo se propone que devuelvan el premio y se lo entreguen al alumno que no proyectó nada en el Portillo, que resulta ganador, aunque sea el que no va a clase.

Conclusiones del estudio ambiental:

1ª.- Conviene dejar de malgastar recursos públicos en la protección de especies improductivas.

2ª.- Se debe dejar evolucionar a los individuos estudiados en un ambiente no estéril, mediante las oportunas dimisiones o ceses, a ver si son capaces de sobrevivir por sus propios medios.

3ª.- Sería recomendable habituar a las especies del ecosistema gobierno cántabro a satisfacer de su peculio alguna parte de los daños ocasionados con sus decisiones. Es probable que les ayude a resistir ciertas enfermedades, como la de martirizar a los cientos de familias cuyas viviendas peligran.

Me despido del tema reconociendo el mérito del Consejero de Cultura, Sr. Marcano, quien advirtió de los peligros de los idus de marzo, aunque reconozco encontrarme entre la multitud que no le entendió entonces. Es el que se salva…sin protección