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LA MARCA BLANCA DEL PP EN CANTABRIA

Suele ocurrir que los partidos que funcionan en la virtualidad tengan de vez en cuando que estrellarse con la cruda realidad. Algo parecido es lo que le ha pasado a La Unión, marca blanca del Partido Popular hasta el extremo de renunciar a la falsa regeneración que venían vendiendo para que sus cuatro votos puedan ir a su partido matriz. Su primer acto de campaña en Castro Urdiales, a pesar del dispendio económico que están haciendo, a pesar del apoyo decidido de algunos medios, resultó un estrepitoso fracaso; nunca la expresión “cuatro gatos” reflejó mejor una situación porque, según la candidata De la Hera, esos fueron al acto, cuatro gatos. Menos mal que allá acudieron el regenerador de la nada Sebrango y otros cuatro de Santander. Parece ser que lo de la corrupción y urbanismo no les preocupa en exceso a los candidatos de La Unión en Castro, porque la mayoría ni fueron. Para Pilar, el acto fue un fracaso que podría haberse evitado con que cada candidato hubiera acudido acompañado de algún familiar, suponemos que para hacer una buena foto, aunque resultase tan falsa como un euro con la efigie de Mortadelo; por tanto, con o sin gente de Santander, el ridículo fue estrepitoso lo disfracen como lo disfracen. Resulta de un enorme patetismo que la candidata De la Hera reconozca que el tirón de su agrupación es de cuatro personas; ahora sólo falta que eso que reconoce en privado lo haga también en público, decir la verdad abiertamente es un buen medio de comenzar “la regeneración”.

La buena de Pilar intensificará el envío de sus aburridas e insustanciales notas de prensa, hoy día 18 ya se ha despachado con alguna tribuna, y sus apariciones en radio, en medios afines, pero, echarle rapapolvos a los que comparten lista con ella aduciendo que pueden estar escondiendo su militancia o simplemente vagueando le traerá problemas.

El gran bluff que siempre fue La Unión se ha deshinchado en estas municipales y autonómicas mostrando su verdadera cara, la de ser una marca blanca del PP, despreciando a aquellos ciudadanos que podrían haberse visto atraídos por su mensaje anterior que ha acabado traduciéndose en: votad al PP. Y siguiendo la estela de la candidata castreña, su jefe de filas, Sebrango Moratinos, se ha puesto manos a la obra y, a pecho descubierto le ha pedido a Iñigo de la Serna que elimine la Concejalía de Inmigración, en algo que suena a órdenes de la superioridad para tratar de dividir el voto que considera el problema de la inmigración masiva como uno de los más preocupantes en la actualidad y que, como todo el mundo sabe, ha sido denunciado por activa y por pasiva por el Frente Nacional en solitario.

¿Y dónde ha estado Sebrango hasta ahora en materia de inmigración? Desaparecido, pero su tarea de peón de brega, por no llamarlo de otra manera, ya ha comenzado. Claro que los ciudadanos que tienen que apechugar cada día con los problemas que acarrea la inmigración sabrán distinguir muy bien quién es el que va a defender sus derechos, que son los de todos, y quién, en su virtualidad, está para hacer el trabajo sucio, el de baja calidad, el que no sirve para llevar la primera marca, en definitiva, el de insulsa marca blanca.

Se hace muy difícil conjugar el descarado apoyo al partido Popular en Diputación y la crítica al el mismo partido en Santander con quien, con toda seguridad, está llamado a dirigir la marca matriz en un futuro muy próximo. Total incongruencia, total incoherencia, pero a Sebrango sólo le queda el ingreso ya indisimulado en las filas populares, pues la excusa que buscó, entre lágrimas y apelaciones al patriotismo, para eludir la cita autonómica es válida para todos los procesos electorales.