De escandalosa se puede calificar la conducta del presidente Regional Miguel Ángel Revilla al pretender desmarcarse de la catastrófica gestión de Rodríguez Zapatero. La memoria de los cántabros no es tan flaca como para no recordar la actitud sumisa y aduladora del líder regionalista hacia la persona responsable de la ruina económica y moral de España. Fue él quien recriminaba a todos aquellos que avanzábamos y asegurábamos que el AVE no llegaría a Cantabria, al menos de la mano de la sociedad regionalista-socialista ; fue él quien juró y perjuró todo lo contrario. No es, pues, el más indicado para liderar ninguna reacción contra sus socios de gobierno. Se ha acabado el tiempo de las bufonadas, de las anchoas y los sobaos y comienza el tiempo de la asunción de responsabilidades. Conociendo el talante del Sr. Revilla no sorprende esta actitud miserable ante los acontecimientos que previsiblemente se vivirán en próximas fechas, por eso no extraña que pretenda agarrarse a la tabla de salvación del AVE para desmarcarse de sus responsabilidades como socio cooperante en este despropósito.
A Revilla no le queda más opción que la salida del gobierno por la puerta de atrás, digno epitafio para una gestión desastrosa de la que es único responsable.
A Revilla no le queda más opción que la salida del gobierno por la puerta de atrás, digno epitafio para una gestión desastrosa de la que es único responsable.
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